Porque fuiste mi compañero, día tras día.
Porque fuiste mi añoranza y tú lo sabías.
Porque el mundo te parecía un juguete de cristal.
Porque la vida solo era un pedazo que hay que amar.
Porque el día transcurría sin quererlo pensar.
Porque te fuiste de mi lado y jamás volví a escuchar,
esas palabras que amaba y que me hacían soñar,
esos ojos que miraban haciéndolo con amor,
expresaban sin quererlo la alegría del corazón.
Porque la vida se acaba como aquello se acabó.
Porque aún nos queremos y nos queremos los dos.
Porque nos amamos tanto que la distancia no es razón,
para olvidar aquello que a los dos enamoró.
Es algo que jamás podremos olvidar, porque el corazón es grande
Y hay sitio para amar.